lunes, 20 de mayo de 2013

Ayer domingo el mundo del toro sufrió una gran perdida. Falleció el maestro de San Bernardo , una de las figuras más importantes de la historia de la tauromaquia, a sus 91 años el decano de los matadores de toros. 

Muere Pepe Luis Vázquez, torería de Sevilla.

Sevilla queda huérfana del toreo más sevillano que pueda haber contemplado. Hoy, a los 91 años de edad, ha fallecido en Sevilla el matador de toros Pepe Luis Vázquez Garcés, quien ha encarnado, desde que siendo un chavalín que con 10 años jugaba a ser torero en su barrio de San Bernardo, los más imprescindibles valores del toreo, haciendo de ellos filigrana pura pero también gracia y sentimiento. Con la muerte de Pepe Luis –sobra el apellido- el Toreo, la Historia de la Tauromaquia, pierde a uno de sus puntales básicos del siglo XX. Y Sevilla despide a quien, como nadie, ha representado la esencia de la Escuela sevillana, ésa que no tiene dirección conocida sino que anida en el sentimiento de los aficionados.
Desde hacía años se encontraba deteriorada su salud. Prácticamente no salía de casa y había ido perdiendo, paulatinamente, la visión,consecuencia de aquella dramática cornada que sufrió en la cara en la plaza de Santander y que le marcó. Recientemente una caída le produjo un derrame cerebral así como una fractura en uno de los huesos del cráneo. Esta circunstancia ha propiciado, desgraciadamente, su empeoramiento que ha terminado con este fatal desenlace.

Biografía


Pepe Luis Vázquez nació en el barrio torero de San Bernardo, y pronto comenzó a trabajar en el matadero municipal, donde estaba empleado su padre. Y allí, a escondidas, se despierta en él la vocación taurina. En la finca El Quintillo mata su primer becerro, y el traje de luces se lo enfunda el 18 de julio de 1937, en plena Guerra Civil, en la plaza de Algeciras.
El 5 de julio de 1938 debuta con picadores en La Maestranza, junto a Manolete y Calderón; se presenta en Madrid al año siguiente, toma la alternativa en La Maestranza el 15 de agosto de 1940, de manos de Pepe Bienvenida y con Rafael Vega de los Reyes Gitanillo de Triana como testigo. Ahí comienza una carrera jalonada de éxitos en compañía de Manuel Rodríguez Manolete.
El 25 de julio de 1943 sufrió una gravísima cogida en Santander. Un toro le cornea en la cara y permanece inactivo durante toda esa temporada, al tiempo que ese percance marcará toda su carrera.
Su última actuación se produce en la plaza de Las Ventas el 20 de septiembre de 1959, en la que lidia toros de García Aleas junto a su hermano Manolo y Curro Romero.
Finalizó entonces la carrera de uno de los grandes, que marcó toda una época del toreo. Alternó con Manolete en 122 ocasiones, lo que demuestra, según contaba a este periódico en 1997 que “formábamos el cartel más interesante de aquellos años”. En su opinión, Manolete no permitía ningún tipo de rivalidad. “Conmigo comulgaban más los buenos aficionados”, decía, “pero Manolete arrastraba a los públicos, lo que le obligaba a jugársela todos los días, y yo podía permitirme el lujo de no estar bien; me podían esperar, pero a él no”.
Pepe Luis fue siempre el torero de Sevilla. Dotado de una inteligencia natural fuera de lo común, siempre defendió que “la cabeza es fundamental para estar delante del toro; al toro hay que poderle con la cabeza”, enfatizaba.
En la plaza de La Maestranza dejó siempre la huella indeleble de su toreo, donde hizo famoso el conocido pase del cartucho de pescao, y Sevilla lo adoptó como su torero más querido
Cuentan que el toreo de Pepe Luis era magistral y brillante, poderoso y artístico, solo menguado por la cornada de Santander, que le restó seguridad. Sus faenas, a veces irregulares, se caracterizaban por una gran belleza y una gracia ilimitada, porque era un torero natural por encima de todo. Conocedor de la técnica, era un torero inteligente, cerebral y prudente.
Desde hace años, cuenta con un monumento frente a la plaza de La Real Maestranza de Sevilla que perpetúa el respeto y la admiración de la ciudad que lo vio nacer y él engrandeció con su arte. Y en la plaza de Las Ventas figura un azulejo con una frase rotunda: “Pepe Luis Vázquez, la armonía, la belleza y la gloria en la historia de la tauromaquia”.
El toreo, por la muerte de un artista, está de luto.



Muchas veces, lo que uno da a entender es lo más superfluo. Pero pensándolo bien, uno se da cuenta  de que con lo superfluo no hubiera pasado  por la historia del toreo con cierta altura. Yo considero que, efectivamente, en algunos momentos me inspiraba, y tenía ese pellizco, esa cosas de torero pensando que iba a hacer un molinete, o un kiriki o cualquier cosa del repertorio sevillano; tenía que estar a otra cosa más importante, que era estudiar al toro para poderle...

Para la masa, lo que va quedando es lo más bonito, lo último, el adorno, esa cosa inconfundible de Sevilla. Pero lo profundo, lo principal, eso queda un poco más desapercibido.

Como uno no se ve del todo, lo que intenta es torear para uno. Que después sale con belleza, es una cosa que se piensa después... Pero decir que uno crea belleza, que uno va allí a crear... ¡Nada! Uno va a torear. Que la gente crea que uno va con propósito de creación, ¡mejor, amigo mío, más bonito!

Pepe Luis Vázquez en El discurso de la corrida de François Zumbiehl



Desde aquí me gustaría expresar mi más sentido pésame y dar un fuerte abrazo a toda su familia



Descanse en paz.

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