32 TOROS DE GARCIA PEDRAJAS AL MATADERO.
Siempre, pero más aún en tiempos de crisis, la soga se parte por el lado más débil. En todo lo que concierne al toreo, los ganaderos son los que menos fuerza tienen. Ya no es solamente que los precios hayan bajado hasta un nivel asfixiante, porque el problema peor no es tener que vender barato, sino no vender. Eso es lo peor que puede pasarle a una divisa brava, porque las consecuencias son dramáticas.
Foto: Bonito ejemplar de Maria Luisa Dominguez.
Así que, presuntamente, me cuentan que:
A los herederos de esa mítica ganadería que fue Dionisio Rodríguez, ya sólo les queda el hierro, porque las pocas reses que quedaban han sido vendidas a Auxilio y Esteban Tabernero de Iruelo.
Que la ganadería de “La Campana”, sí, esa que hace dos años estaba en todas las ferias de la mano de “Morante”, que entonces era llevado por Sánchez Benito, propietario del hierro, ha quedado prácticamente en nada. Los machos han sido vendidos, y del numeroso grupo de hembras que la componían, sólo han quedado 40, cuyo destino va a llevar Antonio Barrera, yerno del citado Sánchez Benito.
Que el vacío sanitario que han hecho algunas ganaderías tiene poco componente romántico, y sí un saber retirarse a tiempo porque a los sucesores del ganadero, el bravo ni les iba ni les venía. Y claro, si con el “vacío” abrochas casi treinta kilos de las antiguas pesetas, pues mejor que mejor y encima quedas como Dios con lo de la extinción y todo eso. Por cierto, me cuentan que otras vacadas van a seguir ese camino.
Que la “Ganadería Marqués de Domecq” ha quedado reducida a 50 vacas de vientre, porque las otras han viajado a Salamanca, Navarra y Albacete…
Que toda la camada de Marcos Núñez ya no está en su finca, sino en las dependencias que la familia Hebrero tiene en los alrededores de Ajalvir. Todos los cuatreños fueron cargados hace unos días, en camiones que iban y venían con cuarenta y ocho horas de intervalo.
Que, esta misma mañana, una ganadería absolutamente legendaria, la de María Luisa Domínguez Pérez de Vargas, famosa por aquellos lunes de resaca sevillanos en los que sus toros derrochaban bravura, ha mandado nada menos que 32 toros a un matadero del sureste peninsular. Triste, pero cierto el destino, ser apuntillados al alborear del primer día de febrero, en la oscuridad de un matadero los que nacieron para entregar su bravura en una tarde de seda y sol.
loscaminosdeltoro.blogspot.com
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