TORERÍA
“¿Qué es lo que hay entre nosotros que nos une tanto? Torería”. Así se refería Morante de la Puebla de Rafael de Paula cuando era su apoderado.
Pues entonces ¿qué es la torería? La torería es un valor de actitud. Pero no todo el que tiene actitud tiene torería. Se trata de una cualidad como la caballerosidad, la caballería de don Quijote, su romanticismo. Dentro de la torería, se engloban nociones como la “lealtad a la palabra dada, cortesía, nobleza, valentía que lleva a realizar proezas, la idea de la fama y la del honor, sobre todo la del honor. Se trata de una mezcla de sentimientos guerreros, aristocráticos y cristianos que cada cual interpreta como puede… corresponde, además, el ideal del amor cortés y una serie de actitudes idealizadas de devoción hacia la mujer…” (Fernando Claramunt)
Don Quijote de la Mancha, sin ser torero y allá por 1505, fue el primero en entender el principio de torería del que tenemos noticia como un principio de actitud. Don Quijote, viejo, sale en busca de aventuras luego de que Cervantes lo enloquece, le da de comer un aguado bacalao y en vez de hacerlo caballero con trompetas y redoblantes (no sé si había redoblantes en esa época, en fin) con el silbato del castrador de puercos. “No tardarán en llegar las pedradas, las borrascas de guijarros, los garrotazos y puñadas" para con hidalguía reivindicar y proclamar la hermosura de su amada Dulcinea del Toboso.
Sin embargo, no creo que Don Quijote haya sido el único. La torería como un atrevimiento osado, con gracia y elegancia frente al peligro, existe desde que el hombre se enfrentó al toro y desde que vive rodeado de sensibilidades.
Es vivir en base a principios. Elevar el concepto del honor a su máxima expresión, vivir con altura y con verdad: esto se traduce en lo que sucede en una plaza de toros cuando el torero se enfrenta con el toro en un rito estético de vida y muerte. Al toro no le decimos mentiras, en ese juego están el toro y el torero. El torero le presenta la muleta de frente, ¿qué más se puede pedir?
El toreo es elegancia, buen gusto, detalles. Así se crea una persona porque para poder ser torero, primero hay que ser persona. Estos valores, que son muy subjetivos sin duda, son parte inherente de esta profesión. Sin lo uno, no existe lo otro. Son principios de vida que cada uno los tiene que asumir para poder llegar a ser personas, luego aficionados y por último toreros.
Pues entonces ¿qué es la torería? La torería es un valor de actitud. Pero no todo el que tiene actitud tiene torería. Se trata de una cualidad como la caballerosidad, la caballería de don Quijote, su romanticismo. Dentro de la torería, se engloban nociones como la “lealtad a la palabra dada, cortesía, nobleza, valentía que lleva a realizar proezas, la idea de la fama y la del honor, sobre todo la del honor. Se trata de una mezcla de sentimientos guerreros, aristocráticos y cristianos que cada cual interpreta como puede… corresponde, además, el ideal del amor cortés y una serie de actitudes idealizadas de devoción hacia la mujer…” (Fernando Claramunt)
Don Quijote de la Mancha, sin ser torero y allá por 1505, fue el primero en entender el principio de torería del que tenemos noticia como un principio de actitud. Don Quijote, viejo, sale en busca de aventuras luego de que Cervantes lo enloquece, le da de comer un aguado bacalao y en vez de hacerlo caballero con trompetas y redoblantes (no sé si había redoblantes en esa época, en fin) con el silbato del castrador de puercos. “No tardarán en llegar las pedradas, las borrascas de guijarros, los garrotazos y puñadas" para con hidalguía reivindicar y proclamar la hermosura de su amada Dulcinea del Toboso.
Sin embargo, no creo que Don Quijote haya sido el único. La torería como un atrevimiento osado, con gracia y elegancia frente al peligro, existe desde que el hombre se enfrentó al toro y desde que vive rodeado de sensibilidades.
Es vivir en base a principios. Elevar el concepto del honor a su máxima expresión, vivir con altura y con verdad: esto se traduce en lo que sucede en una plaza de toros cuando el torero se enfrenta con el toro en un rito estético de vida y muerte. Al toro no le decimos mentiras, en ese juego están el toro y el torero. El torero le presenta la muleta de frente, ¿qué más se puede pedir?
El toreo es elegancia, buen gusto, detalles. Así se crea una persona porque para poder ser torero, primero hay que ser persona. Estos valores, que son muy subjetivos sin duda, son parte inherente de esta profesión. Sin lo uno, no existe lo otro. Son principios de vida que cada uno los tiene que asumir para poder llegar a ser personas, luego aficionados y por último toreros.
fuente: elalbero.blogspot.com por Esteban Ortiz
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