domingo, 6 de marzo de 2011


Documental Ganaderia:
Isaias y Tulio Vazquez

"LOS VÁZQUEZ", TODA UNA VIDA GANADERA

Para explicar la historia de "Los Tulios", hay que pasar muchas hojas hacia atrás en el calendario, hasta llegar al año 1935. Fue entonces ciando Isaías y Tulio Vázquez Román, el mayor y el menor de una familia numerosa de seis hermanos, compran un lote de reses del antiguo hierro del Marqués de Guadalest, que por esas fechas era propiedad de Don Joaquín Murube Turmo. A la conclusión de la guerra civil española echaron "los cimientos", al añadir 50 vacas, 20 éralas y añojos conjuntamente con los dos sementales "Grillito" y "Nocheysol", de Magdalena García Nátera, una de las hijas del prestigioso ganadero sevillano Don Antonio García Pedrajas, de pura estirpe Ibarra-Parladé.

Los hermanos Vázquez Román se estrenaron como ganaderos el 26 de octubre de 1941 en el coso de Valencia, y en muy poco años sus astados lograron una aureola de prestigio en las plazas de mayor relieve. No tardaron mucho en presentarse en Sevilla, donde el 18 de Julio de 1943 en la Maestranza el toro "Gamito" fue premiado con la vuelta al ruedo tras una brava y emotiva pelea. Lo mismo ocurriría el 23 de julio del año siguiente con "Topinera", nombre de éxito en una ganadería hermana a ésta, la de Maria Luisa Domínguez y Pérez de Vargas. El 19 de junio de 1946, acuden "Los Tulios" a la plaza vasca de Bilbao, se trata de una imponente y brava corrida, en la que los toros "Torbisquero" y "Acaudalado" reciben los máximos honores del pañuelo azul. En las Ventas, en Madrid, se presentan y toman antigüedad la tarde del 13 de 1948, con una soberbia novillada, en la que "Boticario" da la vuelta al ruedo en el arrastre, y "Cantarrana", "Frutero" y "Confitero" son fuertemente ovacionados. Esta racha de triunfos sonados, a los que se podría añadir el de "Caballero", el 28 de agosto de 1949 en Bilbao, disparan el cartel de los toros pedrajeños, y hacen de estos sus años más gloriosos.

LA EXTINCIÓN DEL PATRIARCADO

En 1956 Don Isaías fallece, anunciándose posteriormente la vacada a nombre de sus herederos y de su hermano Tulio. Los años sesenta, caracterizados por un nuevo relajamiento en la presencia y la casta del toro, no registran espectaculares éxitos para "Los Tulios", salvo una extraordinaria corrida lidiada en Madrid el 11 de abril de 1965, que fue estoqueada por Paco Herrera, Orteguita y José Luis Barrero. Los ganaderos sevillanos presentaron aquella tarde seis toros finos, lustrosos, con desarrollada y afilada cornamenta, que tomaron más de veinte varas; sus nombres fueron, por orden de salida, "Quemador","Neblino", "Quebrantable", "Quinto", "Unitario" y "Undécimo". El cuarto de los ejemplares fue premiado con la vuelta al ruedo.

Desde finales de los años sesenta, tras la muerte de Don Tulio, la divisa pertenece a los herederos de Isaías Vázquez Quintanilla. Tras una notable reducción operada hace algún tiempo, la vacada tiene alrededor de 150 madres y un número variable de sementales entre seis y siete, que dan tres o cuatro corridas de toros y un par de novilladas por temporada.

Este hierro ganadero siempre se caracterizó, por el trapío, poder, bravura y temperamento de los astados que con esos mimbres siguen hoy en día marcando la admiración de los públicos, gozando del respeto de los toreros y los taurinos, que sobre él tejieron una aureola de "terror" injustificada.

Esto sigue provocando en la actualidad el destino de esta soberbia ganadería a plazas de pueblo, ferias de segundo orden o carteles modestos en cosos de primera.

LOS TOROS PEDRAJAS

No se puede decir que los toros de Isaías y Tulio Vázquez sean mejores o peores que los de otras ganaderías, pero sí tienen una característica que los hace únicos: la sangre de Pedrajas que corre por sus venas, les da una casta y una movilidad diferentes a las de cualquier otra ganadería, que les han hecho triunfar en todas las plazas en donde estos toros han sido lidiados.

A tenor de los pelos y hechuras de estos toros se deduce que la sangre pedrajeña ha sido la única que se mantuvo, dando animales finos badanudos, musculados, anchos de frente, bajos y bien armados. Con la peculiaridad de presentar en el cuerno, un color verdoso con pintas oscuras muy típico del encaste "Parladé", "Gamero-Cívico" e "Ibarra". Extendiéndose desde la mazorca hasta el pitón y comúnmente descrito como "huevo de pato". El arranque del rabo lo tiene muy arriba con la caída del mismo hasta el suelo, suelen ser finos de manos y caracterizados en general por su ligera estructura ósea.

VACAS DISTINTAS

Desde siempre, la vacada de "Los Vázquez" se diferenció de las vacas que podían hallarse en las fincas próximas, como "Bucaré", de los Buendía, "Isla Mínima", de Escobar, "Juan Gómez", de los Urquijos, o "Los Arenales", del señor Conde de la Maza.

En los chiqueros de la plaza de tientas de "Valdevacas" podían verse unas utreras gordísimas, con pelo negro, reluciente y con unos pitones astiblancos finísimos. Durante los tentaderos, las vacas ponían de manifiesto una fuerza, una velocidad en la embestida y unas casta que nada tenían que ver con todo lo que se puede encontrar en la inmensa mayoría de las ganaderías españolas.

Las vacas, en líneas generales, se distinguen por ser muy cornalonas, con la frente muy pronunciada, aunque al igual que los toros, suelen ser finas de piel, rabo y huesos. En su pelaje abunda el chorrera, negro y entrepelao.

EN LA PLAZA

Finalizando nuestra larga jornada de campo, después de recorrer los distintos cercaos de la finca, nos adentramos en el amplio y viejo despacho de la casa ganadera. Es aquí, donde el buen Isaías nos relata y desvela en exclusiva las causas del comportamiento de sus toros en las corridas.

"Mis toros, en general, desde que salen por la puerta de chiqueros muestran una lógica desorientación, ya que no prestan una total atención al capote desde un primer instante.

A estos toros hay que enfadarles, con moderación y es quizás, en el primer puyazo donde el toro se cuaja de verdad. En la muleta existen dos versiones, pese a que los toros nunca humillen y siempre mantengan la cara a media altura; puede darse el caso de un toro que se brinde muy pronto a los cites con una especial suavidad y nobleza en su embestida. Con respecto al segundo tipo, éste no es tan boyante y andarín, pues quizá no te permita la situación anterior de poderte equivocar y rectificar. Hay que hacerle las cosas de forma decidida y evitar trompicones desde un primer momento".







fuente:eltoroporloscuernos.blogspot.com

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