«No vamos a Madrid este año, no quiero que pase lo mismo»
Adolfo Martín califica el veto en el pasado San Isidro como «el mayor disgusto» de su vida.
Acaba de cerrar el año en el que vio como sus toros fueron rechazados en San Isidro por una supuesta falta de trapío. Un disgusto sin precedentes para una de las ganaderías predilectas del entendido público venteño. Sin embargo, lejos de arrojar la toalla, Adolfo Martín se mantiene impasible. Su apuesta por un toro distinto del que prácticamente monopoliza los ruedos españoles no admite titubeos. Sus «Albaserrada» seguirán pisando las plazas españolas. Íntegros, sin mayor cruce que la sangre Saltillo e Ibarra que corre por sus venas. La afición respira.
–Acaba de escurrírsenos entre las manos el 2010, ¿Cuál es su balance?
–Como nota numérica le daría un siete. Un notable. Lidiamos buenas corridas en Albacete, Alés (Francia) o Teruel. En cosos menores como Toro, Villacastín o Villaviciosa de Odón también hubo éxitos rotundos con los tres matadores a hombros. Y por supuesto, el encierro lidiado en Valencia, que ofreció un juego muy bueno, por eso volvemos este año. Sin embargo, tampoco se puede poner más nota después de lo que sucedió en Madrid.
–Fue una tremenda decepción para cerrar un gris San Isidro...
–Una decepción, no. Un petardo. Es el lunar que quizás me marcó todo el año. Echaron la corrida entera para atrás salvo dos toros. Pero, hombre, por Dios... ¡Si era un corridón de toros! Toda cinqueña y con cuajo. Probablemente fuera de las corridas más serias que he llevado a la capital.
–¿Dónde se lidiaron al final?
–En Albacete. Salió una gran corrida y, obviamente, con muchísimo trapío. Con varios toros buenos, que sirvieron, Rafaelillo dio una vuelta con uno de ellos. De hecho, mucha gente que iba a ir a Madrid sólo a ver mis toros, viajó igualmente a Albacete a verlos. Es lo bueno de los tiempos actuales, que la gente va al campo a ver los toros. Todo el mundo que había visto antes ese encierro sabía que tenía trapío de sobra.
–¿Qué le dijeron para no aprobar sus bureles?
–Achacaron que no tenían remate, que les faltaba culo y morrillo. Dijeron que no valía y como son los que mandan, pues para casa. Puede ser que la corrida fuera «asaltillada», pero es que ahora, después de todos estos años, ¿no van a saber qué características tiene este tipo de toro? ¿Es que ya no sirve el origen Saltillo? Porque si no vale, ya no vale nada. Qué ha pasado con el encaste Coquilla, con Contreras...
–No se olvide de Vega-Villar...
–Lo mismo. Es que es muy grave lo que está sucediendo. Se quiere cuidar los encastes únicos, los añoramos, pero luego no se les deja salir. En todos lados piden el toro de Parladé, astifino y grandón. No es que el año pasado me equivocara, es que todos los años mis toros pesaban lo mismo, porque son así morfológicamente.
–¿Teme verse abocado a idéntico ocaso que los «patasblancas»?
–Tengo este encaste por bandera, mientras siga con salud lo retendré contra viento y marea, porque humilla y se mueve como los otros. Ahí están los datos, así que no pienso sacarlo de tipo.
–Y para completar el papelón isidril, en su lugar, otra divisa más de sangre Domecq...
–Fue un fiasco, que mejor no recordar. Sin duda, el mayor disgusto de mi vida. Había mucha expectación por ver esa tarde, era fin de semana y última de San Isidro, el cartel de «No hay billetes» llevaba puesto desde el inicio de la feria, el crédito que tiene nuestros toros en Madrid, puesto que tanto Victorino como yo arrastramos mucha gente al tendido... Somos clásicos por ser diferentes al resto y al llevar ese toro más común se equivocaron de plano. Así se lo hicieron ver en la plaza.
–Sinsabor que perdura, ya anunció que no acudirá este año.
–No, no volvemos. No queremos que vuelva a suceder lo mismo. Son toros bien hechos, con no mucho volumen, de unos 520 kilos, pero bien armados, ofensivos. En la báscula, pasarían sin problemas los reconocimientos, igual que la del año pasado: el que menos peso tenía estaba por encima de los 470 kilos, cuando el reglamento marca 460 de mínimo.
–Mejor pasar página y mirar al presente, ¿Qué tiene Adolfo Martín en el campo este año?
–Es una camada seria, muy seria, bastante en el tipo de la casa. Creemos que debe funcionar viendo como salieron sus hermanos, que lidiamos hace dos años como novillos, porque la mayoría que sorteemos serán cinqueños. Es nuestra política, dejarlos un año más, porque el toro se cuaja más, tiene mayor seriedad.
–Salvo la excepción ya comentada de Madrid, ¿tendrán los mismos destinos?
–Volveremos a algunos lugares ya frecuentes como Valencia, en Fallas, o Albacete, y visitaremos otros nuevos como Azpeitia y seguramente Palencia. Así, hasta conformar la terna de diez u once corridas de los últimos años.
–Como nota numérica le daría un siete. Un notable. Lidiamos buenas corridas en Albacete, Alés (Francia) o Teruel. En cosos menores como Toro, Villacastín o Villaviciosa de Odón también hubo éxitos rotundos con los tres matadores a hombros. Y por supuesto, el encierro lidiado en Valencia, que ofreció un juego muy bueno, por eso volvemos este año. Sin embargo, tampoco se puede poner más nota después de lo que sucedió en Madrid.
–Fue una tremenda decepción para cerrar un gris San Isidro...
–Una decepción, no. Un petardo. Es el lunar que quizás me marcó todo el año. Echaron la corrida entera para atrás salvo dos toros. Pero, hombre, por Dios... ¡Si era un corridón de toros! Toda cinqueña y con cuajo. Probablemente fuera de las corridas más serias que he llevado a la capital.
–¿Dónde se lidiaron al final?
–En Albacete. Salió una gran corrida y, obviamente, con muchísimo trapío. Con varios toros buenos, que sirvieron, Rafaelillo dio una vuelta con uno de ellos. De hecho, mucha gente que iba a ir a Madrid sólo a ver mis toros, viajó igualmente a Albacete a verlos. Es lo bueno de los tiempos actuales, que la gente va al campo a ver los toros. Todo el mundo que había visto antes ese encierro sabía que tenía trapío de sobra.
–¿Qué le dijeron para no aprobar sus bureles?
–Achacaron que no tenían remate, que les faltaba culo y morrillo. Dijeron que no valía y como son los que mandan, pues para casa. Puede ser que la corrida fuera «asaltillada», pero es que ahora, después de todos estos años, ¿no van a saber qué características tiene este tipo de toro? ¿Es que ya no sirve el origen Saltillo? Porque si no vale, ya no vale nada. Qué ha pasado con el encaste Coquilla, con Contreras...
–No se olvide de Vega-Villar...
–Lo mismo. Es que es muy grave lo que está sucediendo. Se quiere cuidar los encastes únicos, los añoramos, pero luego no se les deja salir. En todos lados piden el toro de Parladé, astifino y grandón. No es que el año pasado me equivocara, es que todos los años mis toros pesaban lo mismo, porque son así morfológicamente.
–¿Teme verse abocado a idéntico ocaso que los «patasblancas»?
–Tengo este encaste por bandera, mientras siga con salud lo retendré contra viento y marea, porque humilla y se mueve como los otros. Ahí están los datos, así que no pienso sacarlo de tipo.
–Y para completar el papelón isidril, en su lugar, otra divisa más de sangre Domecq...
–Fue un fiasco, que mejor no recordar. Sin duda, el mayor disgusto de mi vida. Había mucha expectación por ver esa tarde, era fin de semana y última de San Isidro, el cartel de «No hay billetes» llevaba puesto desde el inicio de la feria, el crédito que tiene nuestros toros en Madrid, puesto que tanto Victorino como yo arrastramos mucha gente al tendido... Somos clásicos por ser diferentes al resto y al llevar ese toro más común se equivocaron de plano. Así se lo hicieron ver en la plaza.
–Sinsabor que perdura, ya anunció que no acudirá este año.
–No, no volvemos. No queremos que vuelva a suceder lo mismo. Son toros bien hechos, con no mucho volumen, de unos 520 kilos, pero bien armados, ofensivos. En la báscula, pasarían sin problemas los reconocimientos, igual que la del año pasado: el que menos peso tenía estaba por encima de los 470 kilos, cuando el reglamento marca 460 de mínimo.
–Mejor pasar página y mirar al presente, ¿Qué tiene Adolfo Martín en el campo este año?
–Es una camada seria, muy seria, bastante en el tipo de la casa. Creemos que debe funcionar viendo como salieron sus hermanos, que lidiamos hace dos años como novillos, porque la mayoría que sorteemos serán cinqueños. Es nuestra política, dejarlos un año más, porque el toro se cuaja más, tiene mayor seriedad.
–Salvo la excepción ya comentada de Madrid, ¿tendrán los mismos destinos?
–Volveremos a algunos lugares ya frecuentes como Valencia, en Fallas, o Albacete, y visitaremos otros nuevos como Azpeitia y seguramente Palencia. Así, hasta conformar la terna de diez u once corridas de los últimos años.
fuente:larazon.es
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