sábado, 31 de diciembre de 2011

Ya está a la venta en los quioscos habituales el opus nº 12 de :


Tierras Taurinas:
Los Pedrajas de Pedraza.


En el largo y paciente proceso de selección que hace emerger al toro moderno de las castas arcaicas, el corto paréntesis durante el cual María Antonia Fonseca cría en su finca de Pedraza a los toros nacidos de la mezcla ideada por Juan Pedro Domecq y Díez algunos años antes, parece hoy un espejismo. Porque si en casa de Domecq el dilatado trabajo de afinación prosigue con la añadidura de ingredientes variados, en casa de María Fonseca la miscelánea inicial queda intacta: vacas y sementales de García Pedrajas (Parladé arcaico) y sementales del Conde de la Corte (Parladé y Urcola reunificados por Tamarón). Cuarenta años más tarde, sin ser reconocido como un encaste propio –algo que, sin embargo, es–, la ganadería de Fonseca dio origen a dos ramas autónomas y diferentes en el aspecto físico, pero semejantes en el comportamiento: en Salamanca la de Aldeanueva y en Extre- madura la de Los Guateles. Y entre ambas, en El Escorial, también participa en el origen de la ganadería de Baltasar Ibán.

Hoy en día, ofensivo, duro de piel y badanudo, el toro de El Pilar, buque insignia de este encaste, es al toro «artista» de Juan Pedro lo que «El origen del mundo» de Manet es a La Gioconda de da Vinci: la expresión hirsuta del mismo y fascinante enigma. Y se puede pensar que si la prematura ruina de la familia Fonseca no hubiera puesto punto final a su ganadería, la historia ganadera de la segunda mitad del siglo XX probablemente se habría escrito de otro modo.



fuente:tierrastaurinas.com

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